lunes, 5 de abril de 2010

La resaca de San Telmo


Una de las primeras noches de otoño, con un frío incipiente que parece avisar que el calor no vuelve por un rato, salgo a recorrer el barrio de San Telmo. Es domingo, son casi las 22 y la histórica Plaza Dorrego -centro cultural del tango, donde confluyen artistas callejeros, artesanos y antigüedades por doquier- toma otro color, ya con los puestos levantados y las calles aledañas casi desiertas. Sobre la plaza a un costado están, como siempre, los animadores que organizan milongas y chacareras bajo unas lucecitas de carnaval. Un gran grupo de gente se aglomera a practicar los pasos del dos por cuatro y los turistas curiosos se asoman a mirar a los bailarines empedernidos. Los extranjeros se regocijan escuchando el tango que tanto les gusta mientras se toman una cerveza en algún barcito de enfrente, donde una jarra de cerveza Quilmes de litro y medio sale 39 pesos, nada más y nada menos.

En el otro costado de la plaza, sobre Defensa, algunos artesanos que se quedan haciendo after-hour también se toman una cerveza, pero es más probable que la hayan comprado en el quiosco de Independencia al módico precio de 5 pesos (con envase). También están los compañeros del barrio que juegan a la pelota un poco mareados y otros que de la borrachera se quedan tirados por ahí. Sin dejar de contar a los que no corren la pelota pero hacen correr otra cosa.

Se nota que la temperatura bajó y la gente comenzó a invernar porque, a diferencia de otras temporadas, las mesitas sobre la plaza están desiertas; ya no hay nadie comiendo una picada. Sólo quedan los que resisten bailando y los que están acostumbrados a soportar el frío de la noche, ginebra de por medio o con algún tinto que de calor.

Quizás mañana la Plaza Dorrego se despierte con resaca.

0 comentarios:

Publicar un comentario